lunes, 12 de julio de 2010

el Amor y otras cosas


Ciertamente, nuestra existencia ha sido impregnada de una serie de creencias, tabúes, mitos e imposiciones que han contribuido al deterioro de nuestra salud mental y han dificultado el desarrollo de una vida más placentera. Miles de años y de bárbaras experiencias nos han legado un “brillante” y extensísimo catálogo, orientándonos debidamente sobre el comportamiento sexual y amoroso.

Todo esto ha hecho posible que hayamos almacenado en nuestra memoria aquello que hemos sido incapaces de ofrecer y compartir con total naturalidad, apenas si nos hemos dado oportunidad alguna para vivir nuestra intimidad con total libertad. Sin olvidar, claro está, las enormes dificultades que encontramos para reaccionar ante una Historia tan triste, que se apoderó no sólo de nuestras mentes, sino también de nuestros cuerpos.

Caminamos sobre el agua, sin poder cruzar a la otra orilla. Guiándonos por huellas en las que no reconocemos nuestras pisadas. Esperando poner en práctica todo un universo de normas y pautas, esperando que la razón guíe nuestros instintos, esperando que el corazón se oxide, y esperando que el dinero entre por la puerta y el amor salga por la ventana.

Tanto el amor como el sexo se convierten en uno de los últimos refugios donde podemos alcanzar la aprobación de otras personas y recibir el reconocimiento, sin el cual, las dudas y la incertidumbre nos sostendrían con dificultad.

Y dificultades son, a tenor de los hechos, las que esconden nuestras vidas cuando intentamos comprender el sentido que damos a las relaciones sexuales y al comportamiento amoroso, incapaces como somos en muchas ocasiones de reconocer la difusa imagen que refleja el espejo. Estrategias mutiladas por el abismo del deseo. Soledades que no descansan.

El amor como se vive, se enseña....